Es hora de limpiar la casa y ¡liberarte de lo que no necesitás!

Jerónimo Moretti Jerónimo Moretti
House in Belgrano, GUTMAN+LEHRER ARQUITECTAS GUTMAN+LEHRER ARQUITECTAS Nowoczesna kuchnia
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¿Cuántas cosas que no necesitamos guardamos en nuestro hogar? ¿Cuántas cosas viejas necesitan ya mismo se renovadas? Mejor no saquemos la cuenta: son muchísimas. En este artículo repasaremos algunas de las que, seguramente, necesitan un cambio ya mismo.

Limpiar es también deshacerte de artículos viejos o gastados. No basta con pasar el trapo, barrer el living, enjuagar los platos… También es inevitable tirar ese trapo con el que limpiamos, esa escoba con la que barrimos, y esa esponja que usamos en la cocina

Cuando tiramos cosas que ya no necesitamos, tenemos dos beneficios inmediatos: objetos nuevos y por eso más lindos, y al mismo tiempo ¡utilizarlos será mucho más cómodo y fácil!

Así que es un negoción y un pequeño acto de liberación que nos ayudará a mantener nuestra vida ordenada. ¡Hagámoslo juntos ya mismo! 

La esponja, fuente de bacterias

Son cosas que usamos la mayoría. Las esponjas de cocina son el aliado perfecto para la higiene de utensilios de cocina y comedor, pero también un medio perfecto para el crecimiento de bacterias y hongos. ¿Por qué? Simplemente porque están permanente contacto con la suciedad y la humedad. 

La humedad y las microgrietas de la esponja dan hogar a patógenos como el E.coli, la Salmonella y el Campylobacter, que pueden sobrevivir hasta dos semanas.

Por eso es importante renovar cada tanto nuestra esponja de cocina. O tener guardadas algunas a mano. Pero ¡ojo! Tampoco se trata de utilizarlas como si fueran reciclables. En Homify estamos a favor del reciclaje y las esponjas no son la excepción.

Un estudio realizado por el Servicio de Investigaciones Agrícolas estadounidense probó varios métodos de desinfección en esponjas. Se puede sumergir durante tres minutos en una solución con un 10% de lavandina o con jugo de limón durante un minuto; también se puede calentarla en el microondas durante un minuto y… ¡voilá! 

El resultado fue que los tratamientos con lavandina y limón consiguieron una eliminación del 37% al 87% de las bacterias. En cambio, calentar la esponja en el microondas redujo en un 99,9% las bacterias.

Sencillo, ¿no? La conclusión es que, aunque hay que cambiarla cada tanto, la esponja usada tampoco tiene que acumular bacterias por el sólo hecho de ser vieja.

Ese cepillo de dientes no da para más

No hace falta aclarar cuán importante es cepillarte los dientes y tener un buen cepillo para hacerlo. Pero aunque compremos el mejor cepillo del universo, llegará un momento en el que hay que cambiarlo. Y hay pocas sensaciones más lindas que usar uno nuevo: hasta los dientes parecen quedar más limpios y blancos. 

Ahora bien, cuándo cambiarlo: ¿cuando nos cansamos? ¿O cuando el cepillo empieza a ablandarse? 

Un cepillo de dientes tiene un tiempo determinado de vida y uso. Entre sus cerdas y el mango, el cepillo acumula gran cantidad de bacterias, y por eso se vuelve indispensable cambiarlo cada 3 meses.

Los cepillos más usados son los de cerdas suaves y puntas redondeadas, pero tengamos en cuenta que suelen durar menos que los de cerdas más duras.

También es importante saber que la Federación Dental internacional asegura que un cepillo nuevo es hasta un 85% más eficiente.

Por lo tanto, no hay excusas. Es hora de tirar nuestro cepillo y cuidar a pleno nuestra higiene bucal.

Zapatos, ropa interior, remeras…

Hagamos el siguiente ejercicio: abramos el ropero para ver cuánta de la ropa que tenemos realmente la usamos y cuánta no. Podemos asegurar que casi la mitad ya no sirve o simplemente nos aburrimos de ella. 

Ya es hora de despejar nuestro placard, hacer limpieza a fondo, quedarnos con lo que nos gusta y comprar cosas lindas y nuevas.

¿Pero qué hacer con los viejos zapatos o esa ropa interior que ya no podemos ver o las remeras gastadas?

Por empezar, no tirarla a la basura. Por cuestiones de reciclaje y compromiso con el medio ambiente, tirar ropa es una actitud muy irresponsable. Hay mucha gente que pasa necesidad y, lo que para nosotros puede ser una prenda vieja que no queremos, para otros puede ser una vestimenta necesaria y perfecta. 

Para eso hay servicios que se encargan de juntar ropa usada que es llevada a centros sociales y distribuidas entre la gente necesitada.   

También podemos regalarla a algún amigo o conocido, como se suele hacer con la ropa de niño. Si tenemos varios hijos, la ropa del hermano mayor probablemente le servirá al hermano pequeño. Si no es así, todos tenemos primos, sobrinos a los que le puede venir bien esa ropa. 

Por otro lado, las personas más creativas y originales intentan hacer su propio reciclaje: sweaters convertidos en fundas de sillas, buzos viejos convertidos en bufandas, medias convertidas en títeres, un jean convertido en una original funda para el celular…

Pero si la creatividad no es lo nuestro, siempre está la opción de los negocios de segunda mano, otra alternativa muy práctica y muy extendida para deshacernos de la ropa usada.

Salvo que seamos coleccionista, ¡adiós a las revistas!

Las revistas y los diarios ocupan mucho pero mucho lugar y acumulan humedad. Son incómodas de ubicar en la casa salvo que tengamos unas pocas en revisteros. Pero cuando nos adherimos a algún sistema de suscripción, entonces las revistas empiezan a llegar todos los meses y terminan por ser un incordio.

Lo primero que se nos ocurre es, por supuesto, seleccionar cuáles queremos conservar y apartar las que no para luego tirarlas a la basura. Es lo más fácil, lo más rápido, pero no lo más aconsejable. También se pueden reciclar y hacer genialidades con ellas.

Se puede, por ejemplo, hacer un marco para el espejo. Sólo hay que armar decenas de rollitos con papel de revista y encolarlos. El tamaño ideal es el de una hoja de revista doblada por la mitad a lo largo. Y antes de cerrar el rollo colocar pegamento para que no se abra. 

Otra idea: decorar paredes que tal vez estén desgastadas o en malas condiciones. Puede servir para un rincón de lectura o para un estudio, y también para el cuarto de los chicos o la sala de juegos. 

Lo mejor es que sean temáticas, por ejemplo: publicidades retro, publicidades nuevas o sólo tapas. Se las puede pegar directamente a la pared.

Se vencen los medicamentos, el maquillaje o la comida…

… y lo mejor es deshacernos de ellos sin dudarlo. Seguramente acumulamos muchas de estas cosas sin saber que están vencidas. 

En el caso de la comida, lo primero es intentar que los alimentos nunca se pongan feos. Hoy con los freezers y los métodos de conservación, es posible. Así y todo, se nos puede pasar la fecha de vencimiento. Y cuando sucede eso, no hay mucho que hacer. 

Si hablamos de medicamentos, la cuestión es más delicada ya que pueden ser un problema ambiental en el caso de que se tiren a la basura. Por eso, si tenemos sobrantes de medicamentos lo más conveniente es que entregarlos en el centro de salud más cercano. Pero si nos decidimos a tirarlo a la basura, hay unos pasos previos para no dañar el ambiente: hay que quitar los comprimidos del blister y verter el líquido sobre material absorbente, o cualquier otro modo con cuidado de no entrar en contacto con las sustancias. 

Pequeñas pilas, grandes problemas

Living room homify Nowoczesny salon

Se ve inofensiva, pero la pila es un residuo peligroso. Los componentes de una pila son litio, cadmio y mercurio, todos elementos contaminantes. 

Para peor, el líquido que sale de las pilas que se sulfatan acelera la degradación de otras pilas, por lo que no hay ponerlas juntas nunca. 

Por eso siempre es conveniente comprar pilas recargables. De esa manera se produce una gran reducción en el volumen de residuos y podemos ahorrar unos pesos. También se sugiere adquirir pilas con el rótulo “Libre de mercurio (Hg)” o similar, porque el mercurio es el elemento más contaminante de una batería.

Si tenemos pilas comunes, lo recomendable es que nos acerquemos a algún centro de reciclaje.

¿Qué hacer con las sábanas viejas?

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Llegó la hora de tirar esas sábanas y dormir con unas nuevas. Pero tirarlas a la basura es una auténtica pena. ¿Por qué? Por la ya mencionada contaminación y porque desperdiciamos la oportunidad de darles una segunda, tercera o enésima vida convertidas en algo que muchas veces ni imaginamos.

Si las sábanas son de algodón, podemos utilizarlas como paño o gamuza para quitar el polvo, limpiar los cristales, secar el auto y cuestiones similares. 

También podemos guardarlas por un tiempo y nos vendrán de maravillas para la casa antes de una reforma o para evitar que los muebles se llenen de polvo cuando nos vayamos de vacaciones. 

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