6 consejos para impresionar a las suegras más exigentes

Mariana Belisario Blaksley Mariana Belisario Blaksley
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En este libro de ideas, les presentaremos 6 tips muy útiles para impresionar a las suegras más exigentes.

La noción de que las suegras están para juzgar y hacernos la vida imposible es muy extendida. Si bien hay algunos casos en los que la descripción es exacta, hoy en día y con la liberación femenina ganando terreno, cada vez es más y más raro toparnos con el estereotipo de la suegra temible. 

Dicho esto, nunca está de más manejarnos en casa como si estuviéramos al borde de una inspección. Si no lo llevamos a un extremo que produzca ansiedad o angustia, es muy sano buscar nuevas formas de que nuestro hogar se vea cada vez mejor. Si la visita de nuestra suegra, madre, cuñados o hermanos funciona para esto, pues que sea muy bienvenida. 

En general, a nadie le gusta que venga un tercero a decirnos cómo manejarnos dentro de nuestra propia casa, pero no por ello deberíamos dejar de tener una actitud abierta para recibir consejos o críticas. ¿Quién sabe qué comentario podría resultar en una revelación que nos ayude a hacer las tareas del hogar más livianas y más eficientes? ¿No es tener una casa cada vez más linda y agradable la meta final? 

Los consejos que les presentaremos acá funcionan lo mismo con las suegras más dulces y relajadas o los especímenes más recalcitrantes, así que manos a la obra y preparémonos para esa visita con las mejores intenciones de salir airosas y ganarnos el respeto, si no la admiración de un ser tan importante para nuestra pareja e hijos. 

Esconder cualquier trazo de malos hábitos, hacer una limpieza general y exhaustiva, correr a buscar los regalos que nos hizo la visita en cuestión y ponerlos a la vista para evitar tensiones,  no olvidar siempre tener té y galletitas para ofrecer, poner velas aromáticas y toallas limpias en los baños, especialmente el que usará nuestra suegra y lucirnos con la comida son los pasos más importantes para esta visita marche sobre ruedas. 

En el espíritu de que nuestra casa esté escrupulosamente limpia, acá les acercamos otro libro de ideas que les pude ser de utilidad, ya que lo último que queremos durante esa visita es algún olor traicionero.

Esconder cualquier trazo de malos hábitos

Es el momento de disimular que la última vez que intentamos dejar de fumar la intención nos duró 3 meses o que tenemos la costumbre de compartir una botella de vino todas las noches.

Limitar los ceniceros a unos pocos a la mano de las visitas y mantener las botellas menos a la vista pueden ser dos formas de empezar. No se trata de engañar a nadie, pero tampoco creo que a nuestra suegra le interese saber que todos los miércoles en casa hay noche de póker o que los fines de semana los vecinos se quejan del ruido que hacemos junto a nuestros invitados.

También es un buen momento para poner las comidas más dañinas en la parte de atrás de las alacenas, si no queremos escuchar disertaciones sobre el efecto del jamón crudo en el colesterol. 

Limpieza general y exhaustiva

En este punto no podemos escatimar, no hay excusas. Nuestra casa debe estar impecable, inmaculada. Es posible que nuestra suegra no sea de esas señoras que pasan los dedos por cada superficie en búsqueda de polvo, pero recibir cualquier visita y más una tan especial como ésta, en una casa sucia es imperdonable. 

Dos de los lugares donde tenemos que centrar nuestra atención, como siempre que nos dedicamos a estas tareas, son el baño y la cocina.

Por otro lado también nosotros disfrutaremos la casa limpia, así que ganamos por todos lados. 

Volver a poner sus regalos a la vista

No queremos implicar que todas las suegras del mundo tienen mal gusto, pero tampoco podemos dejar de lado el hecho de que habrá una diferencia generacional que podrá hacernos discrepar en las nociones de buen gusto.

Ahora, no se trata de herir los sentimientos de nadie, así que el pequeño subterfugio de reubicar los regalos que recibimos a lo largo de los años de nuestra suegra y ponerlos bien a la vista, contribuirá a que los ánimos estén más calmados y que la actitud sea menos crítica también. 

No es un gran sacrificio, podemos devolverlos al placar, sótano o ático donde los teníamos escondidos rápidamente y acá no ha pasado nada. 

Tener siempre té y galletas

Se trate o no de nuestra suegra, cualquier anfitriona que se respete tiene que tener té y galletas para ofrecer a sus invitados. Esto resulta especialmente imperativo en caso de señoras más grandes que tienen la costumbre de cortar la tarde con un five o'clock tea

Si tenemos el tiempo y las ganas, nada haría más feliz a una suegra que encontrarse con una tanda de galletas recién horneadas esperándola. Es un pequeño gesto que nos llevará muy lejos en su apreciación.  

La cocina de la imagen es de Agustín Cetrángolo, si les ha gustado no dejen de hacer click en su perfil. 

Velas aromáticas y toallas limpias

Nuevamente en este punto, velas aromáticas en los baños y toallas limpias son lo menos que deberíamos tener en cuenta al recibir a cualquier visita. Si tememos un juicio negativo de parte de nuestra suegra, pues mucho más. 

Son pequeños detalles que se aprecian y un descuido en este aspecto puede significar que daremos una impresión muy desaliñada, que será difícil de revertir en el futuro. Es mejor prevenir esto no olvidando jamás cambiar las toallas regularmente y manteniendo velas o aromatizadores en el baño todo el tiempo. 

Lucirnos con la comida

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No hay mejor forma de mostrar nuestro cariño por alguien que con una comida cuidadosamente planeada y bellamente presentada. Este es el momento de la velada donde vamos a brillar logrando demostrarle a nuestra suegra de una vez por todas, que somos dueñas de casa y anfitrionas avezadas. 

Hay que cuidar los detalles desde los hors d'oeuvres hasta el pousse cafe. Es una gran ocasión además, para compartir una comida fabulosa en familia. 

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